La cocina salmantina rinde culto al cerdo. En sus dehesas se alimentan los deliciosos jamones de Guijuelo, la longaniza de Salamanca y el farinato de Ciudad Rodrigo.
Los embutidos sirven además para rellenar la típica empanada salmantina, el hornazo, y para condimentar los guisos de legumbres elaborados con las afamadas lentejas de la Armuña o los garbanzos pedrosillanos.
La carne de ternera morucha o la chanfaina (arroz con menudillos) son otros platos típicos, que se acompañan con vinos de Sierra de Salamanca o Arribes del Duero.