Personaje popular en los refranes y canciones tradicionales castellanos, sobre todo en los conjuros de amor, es un espíritu más travieso que maligno.
Está cojo porque, al ser uno de los primeros ángeles en levantarse en celestial rebelión, fue el primero en caer a los infiernos, aterrizando el resto de los ángeles caídos sobre él.
En la novela homónima de Luis Vélez de Guevara del siglo XVII, el diablo muestra la hipocresía de la nobleza madrileña a un estudiante salmantino que lo libera de su cautiverio.